Barreiro y sus compañeros del organismo están abocados a tareas investigativas. Durante las 24 horas del día, los meteorólogos realizan mediciones de los diferentes parámetros meteorológicos (temperatura, precipitación, intensidad del viento, nubosidad, fenómenos ópticos, entre otros).

"El hecho de volver a la Antártida radica en el sueño de volver a ver las auroras", aseveró. "La verdad no es fácil dejar todo para venir, pero el grupo humano que hay acá es excelente. Uno tiene este alma de aventurero y viajero, era un sueño a cumplir", reconoció Barreiro.

La campaña comenzó en febrero pasado y terminará los primeros meses de 2025. Barreiro forma parte de la dotación que invernará en la base Belgrano II, la cual está emplazada en los confines de la patria lo más al sur que se puede llegar en el territorio argentino.

Llegar a allí fue posible gracias al rompehielos ARA "Almirante Irízar", el buque de la Armada Argentina que participa cada año en el abastecimiento de las bases antárticas argentinas. Puede navegar en campos de hielo de hasta 1 metro de espesor en forma continua.

Por embestida puede romper packs de hasta 5 o 6 metros de espesor. Tiene 12 cubiertas y su altura sobre la línea de flotación es de 42,2 metros.

"En verano se debilita la capa de hielo que se forma en el mar congelado y de esa forma el Irizar puede llegar hasta la base. Es el único momento que puede ingresar el rompehielos en todo el año. Recién en febrero o marzo de 2025 nos van a venir a buscar", señaló.

Barreiro enfrenta condiciones adversas: a las temperaturas bajo cero y las ráfagas de viento de más de 150 kilómetros por hora se suma que durante las 24 horas permanece a oscuras. "Ahora entramos en el período de la noche polar. El Sol se ocultó debajo del horizonte hace una semana y va a volver a salir en agosto", detalló.

Después del furor que se vivió el viernes por las imágenes que se viralizaron de auroras en la ciudad del "Fin del Mundo", el profesional afirma que las auroras del hemisferio sur son iguales a las boreales del hemisferio norte. "Como apreciación personal, es muy loco ver que las auroras parecen olas en el cielo. Se mueven bastante rápido", aseguró, testigo privilegiado de un fenómeno que cautivó al mundo.