En un intento por regresar al gremio, Costa promueve la lista "Gris" para la seccional Mar del Plata, respaldado por Dante Camaño, ex dirigente de UTHGRA en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Vale subrayar y recordar que este último fue expulsado del gremio y enfrenta serios cuestionamientos legales y éticos.

Dante Camaño, señalado por múltiples fuentes como un personaje ligado a prácticas poco transparentes, se enfrenta a una intervención por parte de UTHGRA central debido a su gestión en CABA.

Camaño es conocido por su comportamiento problemático, incluyendo presuntos episodios de ludopatía y consumo de alcohol. Testigos afirman que pasa gran parte del verano en el Casino Central de Mar del Plata, en dónde despilfarra los recursos destinados al sindicato, especialmente los fondos aportados por los trabajadores gastronómicos.

Por su parte, Costa es recordado como uno de los dirigentes más corruptos en la historia de UTHGRA local. Su historial está marcado por la recaudación de coimas y un constante abuso de poder. En recientes declaraciones judiciales, "Charly" admitió que su rol era el de "recaudador" de fondos para la dirigencia.

Los honorarios recaudados se dividían: el 50 por ciento era supuestamente entregado a Mercedes Morro, mientras que el otro 50 se habría repartido entre Costa y el abogado Lauro Christopher, otro personaje rodeado de acusaciones de corrupción.

Empresarios de la región han denunciado que Costa visitaba sus negocios para exigir pagos bajo amenaza de generar conflictos gremiales, asegurando así su silencio y beneficios personales.

Además, informes indican que Costa mantenía una supuesta relación con Selena Marinelli, actual directora de Empleo de la Municipalidad de General Pueyrredón. Se sugiere que ambos habían montado un sistema para intimidar a empresarios y sacar provecho económico de los reclamos laborales generados por el sindicato.

Mercedes Morro, ex suegra de Costa, también acumula un historial de denuncias por corrupción dentro de UTHGRA. A su nombre figuran numerosas propiedades, viajes frecuentes y un nivel de vida que no se condice con su salario oficial, lo cual ha generado serias dudas sobre el origen de sus recursos.

Tanto Costa, como Morro y Camaño parecen no reconocer el cambio generacional que hoy caracteriza a la sociedad. Este cambio ha elevado las demandas de transparencia y honestidad, y hoy la corrupción ya no encuentra espacio en la sociedad actual, donde los trabajadores exigen dirigentes íntegros y comprometidos.